Iluminar las fuentes las convierte en elementos urbanos mucho más atractivos, haciendo que brillen o cambien de color, complementando la belleza del paisaje. Las luminarias para fuentes, al margen de estar en el exterior, suelen estar en contacto con el agua y su grado de protección debe de ser muy elevado.

Para hacer esto posible, una luminaria sumergible debe de cumplir con una IP68, el cual representa el grado de protección que brinda la carcasa o contenedor que protege los componentes internos del equipo, en este caso la luminaria; esto según el estándar internacional.

Las personas disfrutan de los espectáculos de luces y si se usan las fórmulas adecuadas estos no causarán un impacto negativo sobre el entorno. De hecho, un ejemplo de este cambio en la concepción de la luz se puede observar en Toledo

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